VIDA DE PERROS



 

19/02/23

VIDA DE PERROS. 

Muy al fondo, en un  callejón un tanto oscuro de mi colonia, vive una señora regordeta con sonrisa simpática y un andar un tanto nervioso, todos los días suele ir al mercado de carnes y se le ve en grandes pláticas con los ambulantes, tiene buen carisma para atraer la atención y goza del cariño de los habitantes del vecindario. 

Doña Lupita es bondadosa y le da de comer a los perros callejeros, siempre tiene alguna migaja que regalarles, en la plaza nadie parece percartarse de los caninos, deambulan entre la gente como peces en el agua, algunos de ellos probablemente habrán nacido en la calle en el abandono total, rascando en la basura para poder alimentarse, otros quizás han tenido más suerte y  en tiempos mejores habrán disfrutado de un hogar, buena comida y cobijo. Los ojos de los perros son delatadores, hay que mirarlos y al instante puedes imaginarte la historia de vida que brilla en ellos, ese pequeño manchado, con una cola de ratón parece venir del campo, de una familia campesina, sabe obedecer órdenes y es cuidadoso con los demás, siempre alerta, si el desaparece se pierde la jauría como por arte de magia, parece que huele el peligro, aunque su mirada se ve un poco cansada se adivina en ella una vida pasada feliz, el más grande parecido a una pantera debió ser hermoso en sus buenos tiempos, avanza con dificultad y sus ojos aun echan chispas, pero se ve que la vida de la calle lo ha disciplinado, camina con la cabeza gacha y rara vez ladra, tiene músculos fuertes y unas orejas mordidas. Doña Lupita les acaricia el hocico y los huele, luego inspecciona algo en sus orejas como si los estuviera examinando, mira alrededor tratando de encontrar a sus dueños, pero nadie los reclama, toma su bolsa del mandado y a manera del Flautista de Hamlet la hace girar para que los perros la sigan.

En México se han creado leyes para dar un trato digno y respestuoso a los animales, La Ley General de Vida Silvestre, la Ley Federal de Sanidad Animal y  la Ley General de Equilibrio Ecológico y Protección al Ambiente, son algunas de ellas, podemos pensar que los caninos en este sentido tienen ventaja sobre los gatos, los cuales inundan las calles sin protección alguna, porque desafortunadamente para los felinos no hay cobijo ni ley gubernamental que los proteja hay un libro que me ha  parecido interesante que se llama "los amamos, los odiamos y los comemos" de Harl Herzog y que hace un análisis sobre la vida de los animales y su relación con los seres humanos, sobre todo la intrigante socialización de las mascotas.

Hoy Doña Lupita llevaba un pequeño huesudo en sus brazos, cuando me vió lo metió en su morral y desapareció rápidamente, me enternece ésta acción, los caninos son capaces de interpretar las emociones humanas, son mamiferos domésticos pertenecientes al grupo de los carnívoros, alimentar a un perro no es barato ni fácil , mas bien se podría decir que para una familia pobre es un sacrificio, hay personas que llegan a tener mas de 20 gatos pero su estrategia es dejarlos salir a la calle para que busquen su alimento, las personas caritativas suelen tirarles algunas migajas que los mantienen muy bien alimentados y pueden volver más tarde al hogar que los cobija.

Hoy la lluvia ha inundado las calles, los animales callejeros se aremolinan en los puestos ambulantes y en las pequeñas fondas, Doña Lupe llega como siempre con un gran paraguas azul turquesa y un morral de yute tejido, camina nerviosa de un lado a otro esperando que la lluvia se detenga, los perros se le acercan buscando algo de comida, ella se sienta en un banquillo cerca de la pozolería y pide un pilte de carne que reparte entre ellos, sólo fué un chubazco, la calle vuelve a secarse y el sol aparece más fuerte y amenazante,  muy cerca en el boulevard se puede observar que llega otra camada y se recuesta tranquila  en la hierba, al cruzar la calle un pequeño bribón me sigue moviendo su cola, tengo algo de prisa y no puedo detenerme,  subo a mi apartamento sin tomarlo en cuenta, al bajar al día siguiente lo encuentro echado en la entrada del edifcio, me dirijo al mercado y, creo tengo un acompañante.

Como siempre pido unas quesadillas de maciza y las comparto con mi amigo, tengo ya un mes bajo ésta rutina y el pequeño canino se ha convertido en mi compañero de aventuras, me gusta  llevar el  peródico para distraerme un poco, lo mismo en las noticias , grandes manifestaciones para frenar el calentamiento global, nuevos virus acechando, conciertos y chismes de farándula. El aire hoy es fresco y se antoja caminar un poco por la ciudad, pago mi desayuno y me dispongo a marcharme, no sin antes amarrar bien las agujetas de mis zapatos pues en esas calles empedradas no falta algun accidente. alcanzo a llegar casi a la orilla de la colonia, donde se pueden ver unas casuchas mal construidas y con techo de asbesto, más adelante hay una casita muy bien pintada toda rodeada de una cerca blanca de madera, flores y arbustos la adornan, me acerco un poco más y entre las plantas puedo observar un gran cercado de malla ciclónica, es un corral enorme en donde se ven unos 20 o más perros, unos descansando otros jugando y los más tranquilos paseando por el lugar, creo éste debe ser el hogar de la señora Lupita pensé, no quería importunar y me retiré pronto porque mi fiel acompañante emprezó a despertar a la jauría y se armó un bullicio tremendo.

Más de tres meses permanecí en esa colonia, hoy sería mi despedida, como siempre bajé temprano para tomar mis alimentos, ya había avanzado una cuadra cuando sentí que algo me faltaba, si, claro, hoy iba solo, mi pequeño bribón no me acompañaba, llegué a la fonda un poco de mal humor pues hacia un calor algo engorroso, hoy pedí um pozole  caldoso para lenvantar el ánimo, me extrañó no ver al dueño del local y le pregunté por él al mesero, - El patrón ha ido por más carne. Contestó-, leí un rato el periódico y ya estaba dispuesto a marcharme cuando se me vino una idea a la cabeza, no quiero irme sin despedirme de mi fiel guardián,¿ se lo habrá llevado Doña Lupita?, no estaría de más que le hiciera una visita, posiblemente allí estuviera, ¿donde mejor podría estar?. Me ajusté bien el sombrero para cubrirme un poco del sol y me encaminé a la casa de la honorable señora, estaba a sólo una cuadra de distancia cuando mis ojos alcanzaron a ver una camioneta vieja, mal pintada, con redilas de madera color rojo y dentro de ella una camada de unos 20 perros, me detuve a observar mejor y pude darme cuenta que el chofer que estaba abajo hablando con Doña Lupe era el dueño de la fonda quien daba un fajo de billetes en ese momento a la agradecida señora.

No quise llegar hasta la puerta de la casa, me dí media vuelta, respiré unas bocanadas de aire fresco, me ajusté mas el sombrero y comencé la huída. En mi mente se mezclaron nubes blancas, rosas y grises, y sólo pude con un suspiro exhalar un pensamiento, -Vida de Perros-.