TE ESPERO EN CASA




TE ESPERO EN CASA

Revisando su E-mail Francisco se encontró con un mensaje un tanto extraño, no parecía ser publicidad, ni algún recordatorio, había sido enviado desde una clínica de su localidad y solo decía, "he salido con  bien, te espero en casa". Esa noche no durmió  y a    la mañana siguiente  habló con su familia y sus conocidos esperando que alguien supiera algo al respecto, pero no obtuvo respuesta alguna, su curiosidad se hacia mas grande al transcurrir los días, y, después de tres meses de una búsqueda inútil decidió presentarse en la clínica remitente. La recepcionista le recomendó que hablara con la directora de enfermería para que ella le dijera quien habia atendido ese turno. Francisco se dirigió a la Dirección de Enfermería, pero como ya habían pasado algunos meses los datos fueron enviados al archivo. El auxiliar de expedientes clínicos le ayudó a buscar la información y por suerte allí se encontraba la paciente que  solicitó  el envío del E-mail. Se trataba de una mujer joven, de cabellos rizados y ojos de un verde pistache, la dirección estaba allí, calle olmos 34 residencial Cartagena, no se encontraban más datos, ni teléfono ni familiares de encargo, rápidamente para no causar más molestias tomo una foto y salió presuroso del Hospital.

Llegó sin dificultad a la dirección de la paciente, era una casa grande no muy moderna, rodeada de jacarandas que le daban una vista muy alegre, tocó el timbre y le abrió una mujer esbelta, guapa, y por sus razgos no se podía negar que era la misma que vió en el expediente del hospital, el joven le mostró el mensaje y le explicó porque razón estaba allí, ella un tanto ruborizada lo invitó a pasar y luego en una charla bastante amena le pidió disculpas por su equivocación, en realidad -le dijo- ese mensaje lo envié en un momento de desesperación, al sentirme tan sola en ese cuarto de hospital, el correo no tenía un destino fijo, elegí una dirección al azar, lo siento tanto- y calló, la sala se llenó de un silencio frío y las ventanas se cerraron a un tiempo azotadas por el viento. Francisco se levantó y tranquilamente acarició los sedosos cabellos de la dama, los rizos parecían atrapar sus dedos pero ésto no le incomodó, al contrario, sintió un hondo penar por ésta mujer solitaria tan sola como el había estado hasta ahora.

Francisco y la dama hicieron una buena relación, incluso estaban muy enamorados, el decidió ir a vivir con ella durante un tiempo para conocerse mejor, en  ese entorno de pasión la chica quedó embarazada y tuvieron un hermoso bebé, sano y robusto. El buen hombre no cabía de la felicidad, un día muy soleado salió con el pequeño que ya cumplía un año de vida, a pasear por el parque cercano, se divirtieron tanto que no se percataron del correr de las horas y ya casi anocheciendo regresaron a casa. -Creo que hemos tomado la dirección equivocada- le dijo a su hijo, aquí no está nuestra casa, Francisco dió cinco vueltas mas y siempre llegaba al mismo lugar, desesperado tocó en la casa vecina y le explicó a la señora que andaba un poco perdido y le mostró la dirección que buscaba, la vecina le dijo que no había equivocación que era la dirección correcta pero que esa casa ya hacia mucho tiempo estaba abandonada.

Francisco se contuvo un poco respiró profundo y logró llegar al coche donde lo aguardaba su hijo, lo miró fijamente, trató de expresar una mirada dulce y le dijo al chico, iremos a casa de la abuela, tu madre no está ha tenido un contratiempo.