LA VIBORA.



 


17/02/23

LA VIBORA 🌼

Hablé con Carmela ayer, me la encontré en el mercado de flores, quería sembrar unos tulipanes rojos como los que tenía en mi antigua casa, llegué muy temprano pues el sol se hacía insoportable a medio día, ya hace un tiempo que permanezco encerrada de las diez a las tres de la tarde pues tengo miedo de pescar un cáncer de piel con éste clima tan amenazante. Carmelina me vió y me abrazó, tenia años de no verla, se había cortado sus trenzas y en su pelo asomaban  una que otra cana, al verla así no pude ocultar mi asombro, nadie es eterno y quizá ella tendría la misma impresión de mí, le pregunté por Damián, su marido, y me dijo que se lo había tragado el río un día en que salió a pescar de noche, quizás estaba tomado pensé, quien en su sano juicio sale a pescar de noche, pero no habia de que preocuparse pues ella estaba feliz viviendo con su padre y sus tres hijos en el rancho, y ya había encementado el gallinero para facilitarse el trabajo tan engorroso de limpiar las heces de las aves.
Me regresé a casa con un muy buen sabor de boca después de disfrutar de compañia tan amorosa, estaba sembrando mi tulipán cuando me asaltaron no tan buenos recuerdos, quizás al ver los bichos que se desprendían de la tierra húmeda, sentí un sobreencogimiento y se me vino a la mente una historia que escuché  de Damián , no una, sino diez veces. 
Damián siempre contaba muy orgullosamente el día que estuvo frente a una vibora, no recuerdo que clase de serpiente era, pero, le oía decir, que ese momento fué muy significativo en su vida, desde el instante en que escuchó el murmullo sigiloso del animal deslizándose en la tierra, los dos alertas uno y  otro , la noche se percibía oscura, mas oscura que nunca, dicen que el silencio no existe, que el silencio es la ausencia de ruido, así estaban los dos contricantes solitarios uno frente al otro, solo podían olfatearse, el miedo se huele, a mi siempre me decían que para escaparme del ataque de un animal no debía sentir miedo , Damián tenía en su mano izquierda una lámpara y en la derecha la pistola.
La víbora zigzagueaba, como si estuviera nerviosa, esperando el momento oportuno para atacar, ésta historia me recuerda a una película que ví por Netflix se llama "Búsqueda Implacable" con Liam Neeson el final es muy parecido, más bien idéntico a la escena que estoy contando, recuerdo muy bien cuando están frente a frente el secuestrador, que tiene  sujeta a la chica  y frente a él el padre apuntando con el arma, buscando el momento justo de distracción para acabar con el contrincante, ese disparo certero cuando el rufián abre la boca para amedrentarlo, fracciones de segundo que el alerta padre aprovechó para iincrustar la bala en la frente del enemigo. Esto es cine, ficción, pero mi relato es real , un momento impactante en que te encuentras de cara  a tu destino y solo tienes una opción de sobrevivir, no puedes cometer un error eso sería fatal, determinante, siempre me he preguntado, si Damián estaba en desventaja por no ser un animal salvaje, en realidad el reptil en éste momento en que los instintos sobrepasan a cualquier estrategia o razonamiento podria llevar ventaja. 
Dicen los mitos que las víboras suelen hipnotizar a sus víctimas, hay historias casi imposibles de creer en donde cierta clase de víboras duermen a las mujeres embarazadas para beber de su leche, colocan su cola en la boca del bebé a manera de chupón para evitar que llore y así placenteramente disfrutar del líquido, mitos ó leyendas no me cabe en la cabeza que en ese momento existiera algún pensamiento en ambos contrarios. 
Las víboras no pestañean, suelen tener los ojos siempre abiertos, Damián podía verla porque tenía la lámpara encendida, era de buen tamaño, evitaba mirarla a los ojos, tenia miedo de que en cualquier momento surgiera lo inevitable, el animal abría su boca paladeando el ambiente, oliendo el peligro, ésta emoción humana también era parte suya aunque surgiera del fondo de sus instintos primitivos, también ella sentía el sopor amenazante de muerte.
Cuando se presenta una amenaza de Huracán yo veo volar las bandadas de pájaros huyendo del meteoro, en unos cuantos minutos la ciudad queda deshabitada, siempre pensé que los animales carecían de éstas emociones,  que la huída se  debía a alguna señal instintiva de supervivencia, pero el miedo aparece cuando algo en nuestro habitat no encaja, yo que padezco de ataques de pánico se lo que se siente, cuando la amenaza está allí aunque no la veas, nunca he creido que ésta amenaza sea imaginaria eso no sería permitido por la naturaleza, es real por eso se despierta el miedo, esa incertidumbre que causa lo desconocido cuando no sabes si  vas a ser atacado ó abrazado, Damián  sentía esa angustia, que el reptil olfateaba y que no le permitía la huída pacífica y confortable, su mecanismo de defensa se seguía incrementando conforme más tiempo pasaba, aunque el buen hombre hubiese dado la media vuelta en toque de retirada la víbora lo hubiese atacado porque toda ella ya era presa de esa inconsciente emoción de defensa propia.
El aire se había detenido, como si todo lo viviente estuviera a la expectativa del acontecimiento, el reptil se abalanzó sobre Damián que en un movimiento rápido e instintivo movió la lámpara que sostenía en su mano izquierda y la apuntó a  los ojos del atacante....silencio y mas silencio, la víbora detuvo su cabeza en el aire inmóvil completamente, cegada por la luz, esto dió tiempo a que Damián reaccionara y con la debida calma y en un movimiento seguro y certero disparara el arma justo en la cabeza erguida del animal.