LA CASA DE DON PASCUAL

  

La casa de don Pascual

Ha llegado una nueva interna, es una anciana de 80 años, sus cabellos están pintados de un rojo opaco, sus ojos cabizbajos no parecen percatarse del lugar donde se encuentra, las enfermeras la toman dulcemente del brazo y la conducen a su cuarto, Pamela es su nombre, Ella se sienta sobre la cama y esconde el rostro entre sus dos manos, Así permanece por tres horas, hasta que llega uno de los médicos a visitarla, aquí encontrarás muchos amigos -le dice dulcemente-es lindo tu cuarto debes estar orgullosa de él es uno de los mejores en este asilo, vamos a bañarte y después iremos al comedor para que te alimentes un poco necesitamos que tengas muy buena salud para que puedas recorrer los alrededores y disfrutes del sol y del aire. Pamela era una mujer muy disciplinada, pero en esta ocasión parecía como si .no escuchara las voces y jamás alzaba la vista para ver el rostro de los demás, El médico la tomó con fuerza de sus hombros y la levantó, la ayudó a dirigirse al baño, allí las asistentes le prestaron ayuda para asearse, la vistieron con sus mejores prendas y la recostaron en la cama, ella se quedó dormida. Pasadas algunas horas el movimiento y susurros que se escuchaban desde los pasillos la despertaron, se dirigió a la puerta de su dormitorio y la entreabrió para ver qué estaba pasando, nada fuera de lo común el ir y venir de ancianos, unos con bastón otros ayudados por las enfermeras y los más ágiles iban solos muy seguros platicando.

Una enfermera entró al cuarto de Pamela y muy amablemente la invito a salir para que se pudiera reunir con los demás internos en la comida, sin oponerse la anciana se levantó de la cama y camino hacia el comedor, tenemos una nueva integrante-dijo la auxiliar a todos los comensales-espero que puedan ser buenos amigos y se apoyen mutuamente, de inmediato, después de decir esto ubicó a Pamela en una de las mesas, la comida no se veía muy apetitosa más sin embargo parecía sana, algunos ancianos necesitaban ayuda para comer, otros eran más longevos Y se servían solos, la anciana recibió un muy buen plato de comida y agua de frutas, Éstos eran los momentos de mayor disciplina en el asilo, todos permanecían en silencio disfrutando el platillo, Pamela miró a su alrededor y en sus ojos no podía esconderse una mirada de extrañeza, recorrió a cada uno de sus compañeros como si con aquel gesto intentará conocer los sentimientos más profundos de cada uno, o quizás, buscaba alguna alma amiga con la cual identificarse, cuando hubieron terminado, regresaron a sus cuartos para asearse, inmediatamente después comenzaron las clases de recreación, unos se dirigían al baile, otros a pintura, se veía a algunos también en teatro y lectura. La clase de lectura era la que más le atraía a Pamela, se integró fácilmente al grupo y más bien diría que lo disfruto, parecía una pequeña Mascotita Llegando por primera vez a la casa de sus dueños, era muy obediente y dulce cuando La trataban con cariño, en realidad, ella no recordaba mucho de su pasado, no cabe duda que allí era el lugar ideal para que la cuidaran .

Pamela se acostumbró pronto a su nueva vida, después de todo muchas de sus capacidades de juventud ya las había perdido, se sentaba en su sillón por largas horas con la mirada suspendida, ya no podía leer y sus manos temblaban un poco, muy raras veces recibía visitas a pesar de haber tenido una familia bastante numerosa, una de las asistentes se sentaba en ocasiones junto a ella con el celular en la mano y buscaba en la red a los parientes de la anciana, entonces Pamela reía, reía mucho y disfrutaba.